El diagnóstico de un problema de infertilidad puede suponer una auténtica “crisis vital”, entendida ésta como una alteración del equilibrio emocional que genera desorganización, desesperanza, tristeza, ansiedad y confusión. La infertilidad, desde el punto de vista emocional y psicológico es una pérdida que implica la elaboración de un duelo.
Esta pérdida se puede vivir en diferentes fases:
a) El embarazo no ocurre según los planes de la pareja.
b) La pareja se somete a tratamientos y éstos no resultan exitosos.
En éste último, la elaboración del duelo se hace más difícil pues se trata de la pérdida de un hijo que nunca se ha concebido, ni se conoce, ni se ha visto, nunca nació. El duelo por la infertilidad posee características diferenciales con respecto a otros duelos, ya que se duela un deseo, una ilusión y no algo que se tuvo y luego se perdió, sino es algo que nunca existió. El proceso no se da como conmoción frente a la pérdida de un ser querido, sino a la pérdida de un proyecto de vida potencial. Además, debido a las esperanzas que producen los constantes adelantos en los tratamientos, la pareja pospone la fase de aceptación, siendo que es fundamental y necesario que la pareja viva un proceso de duelo con respecto a la infertilidad, pues difícilmente podrá “tapar” un dolor tan intenso y profundo (Arce, T.M. 2011).
Las etapas que puede atravesar la pareja diagnosticada con infertilidad son las siguientes (no todas las parejas viven las etapas en el mismo orden, además éstas son vividas en forma diferente por cada persona):
1.- Shock y negación: La pareja se queda en shock al enterarse o darse cuenta de que tiene un problema de infertilidad, utiliza sus defensas en un intento de negar la realidad dolorosa que está emergiendo. Racionaliza, evita y continúa buscando excusas a manera de salir de esto como por ejemplo: Pensar que el problema es, que ambos han trabajado mucho y necesitan vacaciones para poder tener sexo productivo. Que la infertilidad no les puede estar sucediendo a ellos.
2.- Ira o enojo: ¿Por qué yo? El enojo es probablemente la respuesta más común a cualquier situación en donde la persona se siente tratada injustamente, humillada, desechada o fracasada. La pareja infértil se siente incomprendida y el enojo aparece como una respuesta a todas las circunstancias desagradables. Después la ira y el enojo se dirigen del “yo” al “tú”, y se vierten hacia el cónyuge lo que puede volverse un problema al atacarse mutuamente. La presión psicológica en estos momentos es grande a través de reproches al otro o echándole la culpa de todo. Esto trae dificultades de comunicación y resentimiento, especialmente si existe un diagnóstico de que uno de los dos tiene un problema que impide el embarazo. A veces Dios es el destinatario del enojo. La pareja se siente abandonada por Él e ignorada en sus plegarias. Siente que Dios los castiga por algo malo que hicieron.
3.- Negociación: es un arreglo que ante la desesperación, se hace con Dios o consigo mismo: se prometen cosas o se hacen mandas. “Si hago esto seguro me embarazo”.
4.- Depresión: En este largo camino de la infertilidad, la pareja comienza a sentirse abandonada, desesperanzada, desesperada y desolada.
5.- Culpa: es dirigida a veces al cónyuge, al doctor o al mundo en general. El sentimiento de culpa retrasa la recuperación ya que muchas veces se recurre interminablemente al pasado y hay hechos que se cuestionan como: “si yo no hubiera tomado pastillas” o “si hubiera estado en reposo”, “¿por qué me cuide?” A pesar de que los tratamientos para la infertilidad no pueden curar estos sentimientos, la pareja debe hablar de ellos para aprender a manejarlos y seguir adelante hacia la siguiente etapa.
6.- Aceptación: Este es el proceso final del duelo. En la aceptación se puede hablar del problema aunque sepan que duele y que se puede vivir con este dolor al tratarlo adecuadamente. La pareja se adapta y controla la situación, en ese momento pueden ya tomar una decisión respecto al camino que seguirán.
“Después de la tempestad llega la calma”, la pareja vive momentos de calma, y es cuando se abren las puertas a caminos no pensados, ni planeados por ellos mismos, pero que los invitan a continuar una vida feliz. Es en esta etapa cuando la pareja puede plantearse la posibilidad de ejercer la paternidad a través de la adopción, realizarse como pareja sin hijos, o entregar sus vidas a ser misioneros, profesores, etc. (Girault, M.I.)
La infertilidad es uno de los temas más estresantes en las vidas de las personas que la padecen. Se habla de tres tareas que la pareja infértil debe hacer para adaptarse a la infertilidad:
- Reconocer el dolor de perder esa experiencia básica de la vida
- Restaurar una imagen corporal sana
- Evaluar la importancia de la maternidad/paternidad y determinar si otras actividades compensan o bien considerar otras formas de paternidad/maternidad.
Con frecuencia ocurre que las parejas infértiles si no han elaborado el proceso de duelo suelen no hablar del tema, como si al no hacerlo se pudiera evitar al otro o a sí mismo el dolor. Es tentador no hablar ni recordar lo doloroso. Así, muchas veces, uno de los miembros de la pareja, generalmente el que está en apariencia menos afectado emocionalmente por la infertilidad, ha optado por proteger a su pareja, no hablándole del tema, con lo cual no se permite recordar ni compartir los propios sentimientos al respecto. Así, cada uno vive su duelo en soledad, sin darse cuenta que si bien el hablar del sufrimiento implica abrir una herida, también permite curarla con mayor rapidez bajo la compañía y la contención de la pareja.
Es necesario dejar transcurrir un poco de tiempo; encarar la nueva realidad con una buena disposición anímica. La dolorosa situación que supone ir aceptando que no se puede conseguir la paternidad biológica, que nuestro hijo no se va a parecer a nosotros y que habremos de explicar a los demás lo que nos ocurre, requiere su tiempo. Es necesario que el conflicto interno se resuelva y la frustración desaparezca, para que se asuma dicha realidad gozosamente y sin traumas.
Sólo cuando nos hemos mentalizado positivamente, podemos comenzar a desarrollar el estado afectivo que requiere el trascendental paso de adoptar un niño. Cuando la infertilidad no es asumida adecuadamente y la pareja adopta, como una forma de curar la herida que ese hecho produce, puede hablarse de una motivación que puede poner en riesgo el éxito de una adopción.
Es frecuente encontrar entre las personas que adoptan la idea de que la paternidad/maternidad adoptiva es igual a la biológica, como si al borrar cualquier diferencia que existiese entre ambas permitiera, por una parte, anular los sentimientos propios del duelo por la infertilidad y, por otra, los dejará en condiciones de igualdad con aquellos que forman familia de manera biológica. El aceptar que hay diferencias, no tiene relación con poner en duda la solidez del vínculo afectivo que se puede generar entre padres e hijos adoptivos. De hecho, el aceptar que sí existen diferencias básicas es lo que permite asumir y llevar a cabo una sana maternidad/paternidad adoptiva.
Emociones asociadas al diagnóstico de infertilidad
En la sociedad de consumo en la que vivimos, en la que casi todo se puede comprar y vender, la aceptación de que se es infértil se hace muy complicada. La pérdida de la idea de fertilidad asociada a uno mismo es una pérdida difícil de asimilar.
Antes de recibir el diagnóstico, la pareja ya ha experimentado una serie de ciclos de esperanza y desesperanza asociados a varios intentos y fracasos de concepción.
Cuando una pareja es diagnosticada de infertilidad experimenta un duelo por la fecundidad perdida o por la reproducción natural. En casos en los que se precisa la intervención de donantes, el duelo se produce por la maternidad o paternidad biológica y la continuidad familiar.
Así, se genera un largo proceso de duelos por los hijos que no se van a tener, los nietos que no se tendrán, la imposibilidad de participar en una sociedad organizada para la vida en familia, etc…
En un primer momento, ante el diagnóstico de infertilidad, la pareja ha de vivir su duelo, experimentar su tristeza ante la pérdida, su ira, hasta poder aceptar dicha pérdida.
La pareja diagnosticada de infertilidad ha de ser consciente de que experimentará un proceso de duelo y de que tiene derecho a ello.
En estos procesos de duelo asociados al diagnóstico de infertilidad, el apoyo familiar a la pareja es esencial. En algunos casos puede ser necesario recurrir a ayuda psicológica especializada.
Frecuentemente es muy positivo que la pareja contacte con otras parejas en su misma situación a través de grupos de apoyo, foros…
REFERENCIAS:
• Instituto Familia y Adopción “El duelo por la infertilidad. Recuperado de https://www.familiayadopcion.com/antes-de-adoptar-necesitas-saber/el-duelo-por-la-infertilidad/
• Arce, T.M.(2011). La pérdida de la esperanza de dar vida (Tesina para obtener diplomado en tanatología). Recuperado de https://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/80%20La%20perdida%20de%20esperanza.pdf
• Serrano, M.M. (21, Julio, 2015). Recibir el diagnóstico de infertilidad: un proceso emocional difícl [Mensaje en u blog]. Recuperado de https://www.elbebe.com/quedar-embarazada/recibir-diagnostico-de-infertilidad-un-proceso-emocional-dificil
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Psic. Iliana Barboza
Aguascalientes, Ags.